Para leer al pato Donald
El libro disecciona a los personajes de Disney como una analogía de la realidad Latinoamericana. Los separa entre dominados y dominantes que viven dentro de un sistema imperialista. Los dibujos animados de Disney enseñan a los niños como funcionan las usurpaciones del imperio para con sus miembros sumisos. Así, los niños pueden identificarse con dos personalidades diferentes, la primera es la del buen salvaje, que es manipulable y torpe, y la segunda, es la del niño urbano, que es astuto y ambicioso y que se aprovecha del inocente niño salvaje. De esa manera, los menores aspiraran a ser aquel niño urbano consumista y codicioso, negando el hecho de que quizá estén en el polo opuesto de las relaciones y sean el ignorante salvaje explotado. Según Dorfman: “Disneylandia es el conquistador que se purifica y justifica la reiteración de su conquista pasada y futura”. Las ideas de Disney resultan en producciones materiales del desarrollo de las fuerzas productivas de los norteame